martes, 28 de diciembre de 2010

UN AÑO MÁS


Luego de la Navidad y a medida que va finalizando el año, muchos de nosotros nos tornamos sensibles respecto a las cosas que, de hito en hito, nos pusimos a pensar en algunas ocasiones durante el transcurso de éste, sobre todo en aquellas negativas. Pero ahora, se trata del hecho tangible de que nuestro almanaque que pende en algún sitio nos muestra, cual péndulo estático, que la última de sus hojas está por caer. Subconsciéntemente, dentro de nosotros pulsan las líneas o barras de un cuadro estadístico positivo o negativo que se traduce en sensaciones satisfactorias o en pesimismo, frustración, irritabilidad etc.


La cuenta regresiva del último mes va llegando a su fin y con ello, involuntáriamente, se va finiquitando el balance del año vivido en el terreno social, económico, amoroso, etc. Cada quien lo toma de acuerdo a su personalidad, a su estado de ánimo o a la billetera. Hay quienes se deprimen, se encierran en  su cuarto y se acuestan temprano. Otros hacen planes para pasarla en casa con un buen abastecimiento de comida y trago como para "bañar yeguas". Algunos deciden recibir el año fuera del hogar con la pareja o con amigos. Pero sea como fuere, en casa o fuera de ella, pocos pueden sustraerse a las cábalas de fin de año.

LAS CÁBALAS


Una de las festividades que tradicionalmente ha celebrado el hombre de diversas culturas, ha sido la del nuevo año. Existen indicios de hace 4000 años en que los babilonios ya celebraban ésto. La tradición de pasar del año viejo al nuevo con una serie de ritos y cábalas, es tan antigua como el hombre mismo. En suma, lo que ha perdurado a través del tiempo es el afán de celebración inherente al espíritu humano y la esperanza de que el próximo año sea mejor.


La variedad en las cábalas va desde las más descabelladas como la de cocinar una corvina (si, no ha leído mal: "una c o r v i n a", no una corvinilla). La cosa consiste en no quitarle la escamas al especimen a fin de comerla con todo. Bueno, personalmente soy aficionado a un buen sudado de corvina y conozco de sobra el tamaño de cada escama. Resulta que la tradición dicta el tratar de comer la mayor cantidad de escamas porque de ello dependerá el monto de la fortuna en ciernes. Entonces, Ud. ha visto el tamaño de cada escama en un buen ejemplar de robalo ?...por lógica, entonces, concluyo en que para aumentar la cuantía monetaria sería mejor dejar lo primero por lo segundo, porque en esto último va un plus de sacrificio Veamos: si el tragar cada escama de corvina ya es algo muy álgido, hacerlo con cada una de las de robalo ya es una epopeya; por lo tanto, si unimos el tamaño de las escamas al número de las mismas y al suplicio de pasarlas...de hecho Ud. será un futuro Bill Gates.


Tenemos cábalas más decentitas y discretas como aquella de ponerse, el 31 de Diciembre, ropa interior amarilla para tener suerte, roja para tentar al amor, verde para tener dinero y blanca para la salud, en fin. En mi barrio habíamos, en aquellos tiempos, muchos cultores de este matiz supersticioso para no desairar la fe de nuestras esposas. Confieso que era fácil y cómodo aceptar esto porque nadie fuera de nuestra dama se enteraba, bueno, podía enterarse la "querida", pero lo que ella vería no sería una truza amarilla sino una roja...jar, jar, jar, jar...Pasado el jolgorio de las fiestas, entre los amigos hacíamos el recuento de nuestras anécdotas entre risas y burlas acerca del color usado. "Mira hermano, yo usé amarilla con otra verde encima porque la cosa está tan brava que mi mujer quiere que busquemos tener suerte pero también dinero", decía uno. "Yo en cambio no me quejo de mis entradas (era Aprista porsiaca), me puse rojo pensando en mi "trampa" y blanco por que ando medio achacoso", decía otro ("tragaba" y "chupaba" todo lo que podía de los "Mercados del Pueblo"). Por mi parte, confieso que la cábala que me imponía mi compañera se complicaba porque a la truza amarilla que ella me regalaba, se agregaban otras que traían a casa mis hermanas por lo que durante un tiempo solo usaba de ese color convencido de que "si persistía en el asunto" tendría algún resultado pues en la cábala se cumplía el requisito de que las prendas tenían que ser regaladas...el problema consistía en la incomodidad de que las "amigas" creyeran que no había dinero para comprar alguno que otro colorcito de ropa interior...jar, jar. jar. 


Después de una regular sucesión de calendarios, y sacando cuentas, en una reunión de fin de año en medio de la camaradería, "acatando con donaire" el paso de los almanaques, yo tomaba con más mesura que antes y tuve la oportunidad de meditar mientras miraba a los amigos: al que usaba truza roja con blanca no solo hacía tiempo lo habían sacado de su último empleo (el anterior lo había perdido primero cuando su partido salió del gobierno) y paraba enfermo (principalmente de la próstata). Mi esposa y yo, llegamos a la conclusión de que lo que teníamos se debía al duro trabajo...y nada más que a eso.


Existe la costumbre, en estas celebraciones, de hacer un muñeco con ropa vieja, y añadirle una lista de todas las cosas malas que sucedieron en el año por fenecer. Cuando ya está listo, se espera la medianoche para prenderle fuego, mientras que de las casas se tiran a la calle todos los papeles viejos...A esta cábala la "odian a muerte" los barredores de la Baja Policía.


Por último citaré una cábala sencilla que consiste en bañarse para "pasar limpio al otro año y tener suerte". Como dicen, muchas veces lo efectivo está en lo sencillo. Así entonces se podría tentar buenas nuevas cada día, o dejando un día, o cada semana o...cada fin de año...no ?


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EL AMIGO ELEGIDO


Qué excelente idea significó esta para nuestros hijos, elegir a uno de ellos al que se supone que se mantendrá abstemio durante el transcurso de la celebración. El problema es tener que elegir a uno realmente idóneo pues, en teoría, la idea es buena pero en la práctica...Quizá en una celebración corriente sea factible, pero en un fin de año...Los complejos seres humanos tenemos comportamientos tan peculiares. Para muchos es más fácil ofrecer trago, cigarrillos o droga; que una ayuda económica o un plato de comida. Quizá para sentirnos bien necesitamos ver que otros hacen aquello que, en el fondo de nuestra psiquis, nos incomoda y entonces tratamos de que otros hagan lo mismo para sentirnos justificados, es decir, el famoso "Mal de muchos consuelo de tontos". "El amigo elegido tendrá que ser alguien con madurez, ecuanimidad, responsabilidad y espiritualidad; es decir, una persona con una buena dosis de personalidad. La tentación abunda por doquier, más en una reunión regada con alcohol, pero mucho más en la proximidad de un año nuevo. Si no es la persona adecuada empezará diciendo ante la insistencia de gente ya embriagada: "No importa, solo tomaré un par de tragos y nada más", sin saber que ese par de tragos lo alegrarán los suficiente para que ya no sea el mismo. Quizá si aún le queda algo de responsabilidad pondrá fuerza de voluntad y se meterá un chicle en la boca para disimular, pero ya no habrá seguridad en el traslado de los celebrantes.


En lugar de concurrir a sitios de mucha congestión, de mucho estruendo y aparato...¿no será mejor buscar una celebración más sencilla, una donde no solo se emboten los sentidos con bulla, alcohol, drogas y movimientos frenéticos, sino aquella donde uno se divierta con baile y buena música y claro que unos tragos...pero que también se pueda conversar en un ambiente grato y no solamente convulsionar compulsivamente sin parar hasta el día siguiente en que despertamos sin saber cómo llegamos (si llegamos); conducidos por el "Amigo Elegido"?...Esto  es solo una humilde sugerencia..."Para qué tanto brinco si el suelo está parejo"?...total, SOLO ES UN AÑO MÁS... 


                        

domingo, 5 de diciembre de 2010

COLOQUIOS SOBRE ANOREXIA INFANTIL.


MAMI...ESO NO ME GUSTA
MAMI...NO QUIERO
MAMI...ME DUELE MI BARRIGUITA
MAMI...TENGO GANAS DE VOMITAR


PATERNALMENTE, A LOS JÓVENES PADRES


Antes de entrar al tema, es necesario hacer una remembranza de algunas cosas que percibí en mi etapa de soltero. Quiero enfatizar que el siguiente artículo no tiene ninguna intención de parecer melodramático sino tener muy en cuenta que no hay nada más incómodo para cualquier ser humano que anhela la libertad, que hacer cada día cosas que detesta pero no porque voluntaria e irremediáblemente tenga que hacerlas sino por la tortura diaria de la abusiva coacción de alguien con poder.


UNA EXTRAÑA CURVA ESTADÍSTICA

Durante la etapa del gobierno militar que se inició en 1968, apareció un día, en algún periódico, un dato estadístico que llamó la atención. Resulta que el consumo del alimento balanceado VITAOVO(1) (producto que en aquel tiempo era exclusivamente para aves, en especial para pollos de granja) se había incrementado notóriamente, lo que denotaba que, al parecer, la producción en las granjas se había incrementado. Pero era evidente lo contrario pues la carne de pollo subía de precio en los mercados justamente porque había déficit en el abastecimiento. La economía no andaba bien y los alimentos subían de precio constántemente. El gasto del estado se orientó al endeudamiento en armamento en forma inédita. Recuerdo que el monto de la deuda externa pasaba de 30,ooo millones de dólares.

Posteriormente se descubrió que dicho alimento balanceado estaba siendo consumido, mayormente, por los niños de las entonces llamadas Barriadas Marginales (los actuales Pueblos Jóvenes). Antes de esto, lo que comían los niños era pan sin contenido con una taza de té en el desayuno y en el almuerzo una sopita de fideos con algunas verduras. Desconozco si disponían de cena porque jamás estuve por allí cuando el sol se ocultaba.

Yo frecuentaba uno de aquellos lugares pues tuve la oportunidad de hacerme de un terreno grande ya que necesitaba un lugar así para un proyecto que tenía en mente. Por allí vivía un familiar de mamá, de modo que tenía acceso a todos aquellos dramas in situ y colateralmente; trataba de ser solidario pues esos dramas me encogían el corazón.


NACE MI PRIMOGÉNITO

Los primeros años de nuestro vástago entre solturas, gases, gotas y aceitito para las escaldaduras, etc., etc., etc., fueron sin mucha novedad. El hijo fue creciendo hasta que ya necesitaba alimento sólido, esto tampoco representaba mayor cuidado pues era el momento de las papillas alternadas con los biberones. El asunto se complicó cuando ya empezó con sus comidas normales de "adulto". En medio de los trajines de una pareja joven, no faltan las tensiones propias del quehacer.

Cuando mi compañera retomó sus estudios en la Universidad, yo ya estaba empapado de los asuntos pediátricos, en todo el sentido de la palabra. Mi cómoda función de complementar se trastocó en la responsabilidad completa tanto del cuidado personal como del sustento de nuestro heredero. Lo primero era sencillo, lo segundo uffff !, probé mil artificios pero me fue mejor cuando usaba recursos de algo que él gustaba mucho: los dibujos animados o Animes como le llaman ahora. Si el niño volteaba la cara para no comer, yo llenaba la cuchara y empezaba a imitar los ruidos de las naves que él veía en la tv. Me volví un experto en diálogos e imitaciones de las series que él veía...cuando me miraba yo le hacía abrir la boquita pues "la nave que venía cargada tenía que entrar en su "hangar", había que aprovechar el momento para introducir la cuchara con el alimento, recuerdo cómo me quedaba mirando sorprendido con los carrillos inflados...no sé si por mi "arte" o porque él no se explicaba cómo tenía la boca llena de comida.


DIFÍCIL DE ENTENDER

A mi modo de ver, el problema de la anorexia en los niños produce en la madre un cuadro de preocupación y angustia. Tenemos que considerar que ese hijo que no quiere alimentarse, es un ser (por lo general...), amado y deseado por ella 9 meses antes de que, éste, se relacione con el padre; por lo tanto, los puntos de vista de ambos con frecuencia son antagónicos. El papá, casi siempre piensa que esto se resuelve con gritos estridentes y amenazas ante el desconsuelo materno por partida doble.

Por otro lado, la mami opta por hacer de cada día una proeza por lograr que el niño coma algo sin entender que ésto poco redunda en beneficio alimentario para el vástago. Claro que no diremos que sirve de nada pero pongámonos a pensar: si Ud. querido lector o lectora, está tenso, angustiado y en ese momento le ofrecen su potaje preferido, normalmente lo va a rechazar; en cambio si se trata de una cuestión de mucho compromiso y Ud. por condescendencia accede, lo más seguro es que más tarde tenga complicaciones digestivas. Por mi parte, jamás logré que mi esposa comiera hígado (el cual encebollado es para mi una delicia), ni tampoco que mi hijo mayor (la razón de éste relato), le entre al Cau-Cau (2); por una razón muy sencilla: JAMÁS LOS OBLIGUÉ, sencillamente porque si no lo intentaba con personas maduras con menos razón lo hubiera hecho con un menor. Lo que sucede es que el reto de alimentar al hijo lo asumió mi esposa basándose en su ternura, suavidad y amorosa actitud. Con el geniecito que se manejaba el susodicho, el conflicto subsistía. Por mi parte, aún de mal humor, no dejaba de martirizarme el hecho de exigir comer a un niño, sea porque no gusta de lo que le dan o porque el momento mismo de llegar a la mesa lo ponía tenso.

Ahora bién, pongámonos en la situación de un infante. Si el problemita anoréxico ya lleva tiempo, significa que cada vez que el niño sabe que se acerca la hora de la comida se va a sentir igual que los adultos cuando les llega una notificación coactiva de la SUPERINTENDENCIA DE TRIBUTOS. El momento en que él tiene que sentarse con papá y mamá a la mesa, se debe sentir como una de las antiguas víctimas de la SANTA INQUISICIÓN...que exagero ?, les estoy pidiendo que se pongan en los zapatitos de un niño (que si física y realmente alguien los pudiera obligar, seguro que Uds. sentirían la tortura de ese menor cuando tenga que enfrentarse, principalmente, al rostro iracundo y molesto del padre (además de resaqueado(3) y con problemas económicos o de faldas "extras")...mientras la mamá mira, calla y deja su plato para capear la situación del desganado, asustado e impaciente hijo por salir volando de la mesa.

Por otro lado, como el niño, por lo general, no puede comer la comida de los mayores, por razones obvias, éste es obligado a comer cosas "sanas" e insulsas que, en muchos casos, prepara la empleada y a quien en última instancia delegan la problemática que ella debe resolver sin recibir un dinero extra. Es común ver en los hogares la cara estupefacta de un menor que con lágrimas en los ojos mira cómo los mayores se embuten opíparamente de los preparados condimentados, o muy grasosos o muy sofisticados, o que tienen mayonesa, etc. Para colmo, si el menor sufre de los bronquios, como es usual, solamente mira cómo los demás beben abundante gaseosa, que a él le encanta, mientras delante suyo tiene un poco de comida que no le agrada y un poco de alguna infusión tibia o algo de refresco sin mucho dulce para que no le "haga mal". Como resultado tenemos: el niño sigue con el problema y la empleada de un momento a otro desaparece...y encima...sin cobrar su último sueldo...por salir de aquella casa como alma que lleva el diablo. Días después la mamá se encuentra con las amigas en la calle y se entabla el siguiente diálogo:
-Ay hija, te cuento que se me fue la empleada de un momento a otro
*Ay hija y porqué ?
-No lo sé, te cuento que ganaba bien y ésto que solo cocinaba
*Y nada más ?
-Bueno también le daba de comer al bebé
*ahhhh!!! con razón
-Con razón qué ?
*Oyeme, tu empleada no era una gordita, bajita, con trenzas ?
-Si, porque ?
*Ayer la vi entrar en el Hospital Siquiátrico


PATERNA RESPONSABILIDAD

Lo que aquí les comento solo es fruto de mi experiencia paterna por lo que si muchos difieren conmigo no los culpo y además espero que me excusen pues, por lo demás, trato de compartir el tema con buena voluntad sin pretender descubrir nada.

Aunque parezca fuera de foco, personalmente, pienso que la responsabilidad de la problemática está más en el ámbito paterno porque requiere de una mente fría ( pero no cruel ni amenazadora), exenta del amoroso y pródigo cuidado maternal. Para ella cada vez que el niño debe tomar sus alimentos, así debe ser, aunque coma mal y termine vomitando...el asunto es que esa situación va minando no solo a mamá y papá, sino también al otro hermano ( si ya lo hubiera), a los abuelos que, aún participando, poco pueden hacer pues la situación tensional de aquellos momentos ya forma parte de la atmósfera casera. Para graficar lo señalado les contaré, para finalizar el tema, una sencilla experiencia familiar.


PONIENDO EN PRÁCTICA LA TEORÍA

Ante todo necesito remarcar una rutina la misma que permitió descubrir, sin querer, un detalle que me sirvió para poder tomar la decisión que más adelante verán. Mi primogénito tenía más o menos 4 ó 5 años.

Durante aquella etapa, yo tenía por costumbre ir al banco en horas de la tarde, casi a diario, para efectuar depósitos. Uno de esos días, salía apresurado para cubrir un crédito vencido. A medio camino caí en cuenta de que había olvidado un documento importante por lo que tuve que regresar. cuando llegué a la esquina opuesta a mi local y, mientras esperaba que pasara una larga fila de autos ( no había semáforo allí entonces), podía apreciar uno de los mostradores del negocio, encima de él veía solo las piernitas de mi hijo que jugueteaba con sus pies abriéndolos y cerrándolos, sus talones permanecían juntos mientras abría sus zapatos en "V" y los volvía a juntar. Cuando entré, vi que la mamá estaba en el otro mostrador conversanado y el niño se encontraba recostado contra una de las vitrinas encima de dicho mostrador...sobre sus muslos tenía una bolsa de "Chizitos"(4) de las más grandes de esa época... Recordé que durante el almuerzo fue muy rebelde. En ese momento, comprendí el drama, fue una especie de click instantáneo...No dije nada, todo fue rápido, solo cojí los papeles y volví a salir...pero en el camino llevaba en mi mente una imágen y una decisión...Recordaba cuando mi señora me narraba de la inflexibilidad de mi suegra para exigirle que comiera cuando niña mientras, más tarde, en la quietud de aquel sitio norteño, el cómplice papá salía furtívamente a comprarle un "hornadito", un potaje de pavo horneado con chifles(4) y tallarines que ella disfrutaba fuera de su casa, en el Hospedaje que tenía mi suegro por allí, no muy lejos de la casa...aquello era una rutina...mucho después del almuerzo, ella sabía que comería delicioso en un paternal ambiente donde nadie controlaba si comía o no y si sobraba no habia problema...el cómplice suegro daba cuenta del saldo.

El niño tenía, desde muy pequeño, un carácter muy especial. Por ejemplo, cuando empezó a caminar y sus zapatitos blancos ("ardilla") con los que aprendió a caminar ya estaban desgastados, fui con él a una conocida zapatería cercana donde atendían dos hermanas solteras de muy buen carácter y les pedí un par de zapatos del mismo tipo pero más grandecitos...él se rehusó a ponerse para probarlos. Todos los que yo escogía no eran de su agrado. Cuando ya empecé a perder la paciencia, una de las hermanas lo cargó y lo paseó por toda la zapatería...Cuando volvieron a donde yo estaba, mi hijo venía feliz con un par de color marrón con crema...Les cuento ésto para que entiendan porqué hacer comer a un niño de ese temperamento no era cuestión de gritos o de la maternal desesperación de mi esposa, él sabía lo que deseaba...y qué era lo que quería ?, pues, NO COMER. Además, los vencimientos mercantiles además de las políticas erradas que salían de control por parte de los "genios" de gobernantes, cada uno de los cuales quería descubrir la inmortalidad del zancudo, hacían que el ánimo empeorara. La situación no daba para tener mucha paciencia, lo cual generaba cierta tensión que cargaba, por momentos, el ambiente hogareño. Esto creaba una situación especial porque mi esposa jamás perdió los estribos y era dueña de una envidiosa ecuanimidad de modo que...yo estaba "obligado" a comerme mis exabruptos y, cuando éstos se me escapaban, ella me miraba con calma mientras yo terminaba de "ladrar" de modo que, cuando me callaba, mi cónyuge esperaba los décimos de segundo justos como para retirarse dignamente mientras yo me quedaba "podrido" y culpable como el más miserable de los ogros. Sin embargo, no dejaba de pensar en aquellos niños pobres cuyo drama de carencia de alimentos vi con mis propios ojos. Recordaba aquellos cuya escasa ropa permitía ver nítidamente sus costillitas y, sobre todo, en medio de ese cuerpito enjuto apreciar su avanzada desnutrición al observar su abultado vientre. Además ver a los padres de éstos que, según se sabía, se alimentaban tan paupérrimamente como sus hijos, pero solo dos o tres veces a la semana por dar prioridad a los menores. Yo comprendía la actitud de nuestro hijo al pensar en nuestro contexto de padres novatos que luchaban por salir adelante...Pero a través del tiempo, y mientras construía aquel terreno, ahí estaban los famélicos niños a quienes no dejaba de ver y luego tenerlos siempre en cuenta, al menos a los de la zona cercana a mi actividad, ahí estaban, flaquitos...pero vivos. Por lo demás, tampoco puedo olvidar a bebés de otras zonas que, casi siempre, pasaban por allí pero muertos, dentro de una cajita blanca, acompañados de unas cuantas personas quienes no necesitaban poner el féretro al hombro, lo llevaban como quien carga un cartapacio bajo el brazo.

Al contrario de lo que comúnmente se piensa, la tensión en el hogar es percibida por los niños aunque ésta no se exteriorice o no sea muy evidente...ése es el problema a tener en cuenta, máxime si los vamos a torturar obligándolos a comer sin que ellos tengan ganas.

Un día cualquiera sentados a la mesa, nuestro primer hijo, mi esposa y yo, almorzábamos. Acostumbrado ya a la amorosa exigencia de mi señora y a la consabida negativa del hijo a comer (quien de vez en cuando me miraba ya que alguna vez perdí la paciencia); solo me limitaba a mirar mi plato. Eso era ya una rutina de cada día...hasta que una fecha inopinada, sin haber consultado con mi señora, abrúptamente tomé la decisión...dejé de almorzar, cerré los ojos, respiré profundo en pos de la ecuanimidad y calma necesaria, luego pensando en el drama de la hambruna que siempre presenciaba, miré a mi hijo y, sabiendo que tenía que ser natural, sincero y directo le dije lo más pausado que pude:
- Hijo, no tienes ganas de comer ?
El abrió los ojos, me miró sorprendido y temeroso a la vez, pero no me respondió. Aquel tono en la mesa, para él, era inédito en mi. Entonces sonreí y le dije con cariño:
- Hijito, no te hablo como papá sino como un amigo... en verdad no tienes hambre ?
A pesar de su gran sorpresa y sus ojitos incrédulos, movió negativa y lentamente su cabeza y
me dijo casi imperceptíblemente:
-No papá...
-Bueno hijo, vamos a jugar algo que te gustará, mira, en este momento ta vas a ir a ver tus juguetes, diviértete hasta que tengas hambre y le avisas a mamá cuando quieras comer ¿ Ya ?. Verás que cuando lo hagas ella te llevará a la tienda y podrás comer todas las cosas que te provoquen.
-El hijo no se movía, volví a sonreir y le di a entender que no era mentira, que si quería le
preguntara a mamita (ella estaba en "la luna"), pero asintió dulcemente mientras lo miraba...él
se bajó de su silla alta y se fue a jugar.

Ya a solas con ella, le hablé sériamente sobre el asunto, le dije que hiciéramos el intento unos dos o tres días pero con una indefectible condición: que el día que el niño no coma, no podrá disponer en absoluto de nada de golosinas. Lo remarqué muy firmemente y nos paramos de la mesa. Ese día,con el negocio aún cerrado, me fui a la tienda a leer y no me moví hasta la hora de abrir. No fui al banco. En adelante y hasta certificar que la idea daba algún resultado, tuve un estricto cuidado de que no se alterara el trato con mi compañera.

Cuando eran alrededor de las 6 de la tarde, mi hijo salió y se empinó para hablarme al oído diciéndome quédamente: " papá, quiero mi comida". Mamá se la había guardado en el horno, no tuve el contento de verlo cómo se alimentaba porque me quedé atendiendo a los clientes. Había cambiado la rutina de mis salidas, todo lo hacía temprano en la mañana. Así aproximádamente durante una semana hasta que el profundo instinto maternal de ella se rindió a las evidencias. En adelante ésa fue la tónica hasta que el empírico tratamiento, a la larga, dio resultado.Lo, más importante de todo fue que tuve que cumplir con nuestro niño, siempre le dimos lo que pedía, salvo que fuera algo como un helado cuando estaba resfriado. Habían ocasiones en que retrocedía el menor, pero ya no importaba pues el camino a seguir estaba trazado.

Ese hijo es ahora un apuesto y muy temperamental joven, creo que más temperamental que apuesto, con una inalterable brújula del camino a seguir, aunque impaciente de las demoras e imprevistos en un país de fuera. Pero eso si...UNA DE LAS COSAS QUE MÁS DISFRUTA EN LA VIDA ES...COMER.





(1)VITAOVO = A kind of food for animals//Une sorte de repas pour les animals.

(2)Cau-Cau = Peruvian pottage which consists of cow stomach and potatoes//Potage qu'on fait en Perú avec d'estomac de bête à corne et des pommes de terre.

(3)resaqueado= Hangover after drinking some liqueur//malaise après boire de l'alcool

(4)Chizitos = Snacks like worms made with cheese and corn flour//Bouchées de fromage avec du maïs qui ressemblent des chenilles.