martes, 28 de diciembre de 2010

UN AÑO MÁS


Luego de la Navidad y a medida que va finalizando el año, muchos de nosotros nos tornamos sensibles respecto a las cosas que, de hito en hito, nos pusimos a pensar en algunas ocasiones durante el transcurso de éste, sobre todo en aquellas negativas. Pero ahora, se trata del hecho tangible de que nuestro almanaque que pende en algún sitio nos muestra, cual péndulo estático, que la última de sus hojas está por caer. Subconsciéntemente, dentro de nosotros pulsan las líneas o barras de un cuadro estadístico positivo o negativo que se traduce en sensaciones satisfactorias o en pesimismo, frustración, irritabilidad etc.


La cuenta regresiva del último mes va llegando a su fin y con ello, involuntáriamente, se va finiquitando el balance del año vivido en el terreno social, económico, amoroso, etc. Cada quien lo toma de acuerdo a su personalidad, a su estado de ánimo o a la billetera. Hay quienes se deprimen, se encierran en  su cuarto y se acuestan temprano. Otros hacen planes para pasarla en casa con un buen abastecimiento de comida y trago como para "bañar yeguas". Algunos deciden recibir el año fuera del hogar con la pareja o con amigos. Pero sea como fuere, en casa o fuera de ella, pocos pueden sustraerse a las cábalas de fin de año.

LAS CÁBALAS


Una de las festividades que tradicionalmente ha celebrado el hombre de diversas culturas, ha sido la del nuevo año. Existen indicios de hace 4000 años en que los babilonios ya celebraban ésto. La tradición de pasar del año viejo al nuevo con una serie de ritos y cábalas, es tan antigua como el hombre mismo. En suma, lo que ha perdurado a través del tiempo es el afán de celebración inherente al espíritu humano y la esperanza de que el próximo año sea mejor.


La variedad en las cábalas va desde las más descabelladas como la de cocinar una corvina (si, no ha leído mal: "una c o r v i n a", no una corvinilla). La cosa consiste en no quitarle la escamas al especimen a fin de comerla con todo. Bueno, personalmente soy aficionado a un buen sudado de corvina y conozco de sobra el tamaño de cada escama. Resulta que la tradición dicta el tratar de comer la mayor cantidad de escamas porque de ello dependerá el monto de la fortuna en ciernes. Entonces, Ud. ha visto el tamaño de cada escama en un buen ejemplar de robalo ?...por lógica, entonces, concluyo en que para aumentar la cuantía monetaria sería mejor dejar lo primero por lo segundo, porque en esto último va un plus de sacrificio Veamos: si el tragar cada escama de corvina ya es algo muy álgido, hacerlo con cada una de las de robalo ya es una epopeya; por lo tanto, si unimos el tamaño de las escamas al número de las mismas y al suplicio de pasarlas...de hecho Ud. será un futuro Bill Gates.


Tenemos cábalas más decentitas y discretas como aquella de ponerse, el 31 de Diciembre, ropa interior amarilla para tener suerte, roja para tentar al amor, verde para tener dinero y blanca para la salud, en fin. En mi barrio habíamos, en aquellos tiempos, muchos cultores de este matiz supersticioso para no desairar la fe de nuestras esposas. Confieso que era fácil y cómodo aceptar esto porque nadie fuera de nuestra dama se enteraba, bueno, podía enterarse la "querida", pero lo que ella vería no sería una truza amarilla sino una roja...jar, jar, jar, jar...Pasado el jolgorio de las fiestas, entre los amigos hacíamos el recuento de nuestras anécdotas entre risas y burlas acerca del color usado. "Mira hermano, yo usé amarilla con otra verde encima porque la cosa está tan brava que mi mujer quiere que busquemos tener suerte pero también dinero", decía uno. "Yo en cambio no me quejo de mis entradas (era Aprista porsiaca), me puse rojo pensando en mi "trampa" y blanco por que ando medio achacoso", decía otro ("tragaba" y "chupaba" todo lo que podía de los "Mercados del Pueblo"). Por mi parte, confieso que la cábala que me imponía mi compañera se complicaba porque a la truza amarilla que ella me regalaba, se agregaban otras que traían a casa mis hermanas por lo que durante un tiempo solo usaba de ese color convencido de que "si persistía en el asunto" tendría algún resultado pues en la cábala se cumplía el requisito de que las prendas tenían que ser regaladas...el problema consistía en la incomodidad de que las "amigas" creyeran que no había dinero para comprar alguno que otro colorcito de ropa interior...jar, jar. jar. 


Después de una regular sucesión de calendarios, y sacando cuentas, en una reunión de fin de año en medio de la camaradería, "acatando con donaire" el paso de los almanaques, yo tomaba con más mesura que antes y tuve la oportunidad de meditar mientras miraba a los amigos: al que usaba truza roja con blanca no solo hacía tiempo lo habían sacado de su último empleo (el anterior lo había perdido primero cuando su partido salió del gobierno) y paraba enfermo (principalmente de la próstata). Mi esposa y yo, llegamos a la conclusión de que lo que teníamos se debía al duro trabajo...y nada más que a eso.


Existe la costumbre, en estas celebraciones, de hacer un muñeco con ropa vieja, y añadirle una lista de todas las cosas malas que sucedieron en el año por fenecer. Cuando ya está listo, se espera la medianoche para prenderle fuego, mientras que de las casas se tiran a la calle todos los papeles viejos...A esta cábala la "odian a muerte" los barredores de la Baja Policía.


Por último citaré una cábala sencilla que consiste en bañarse para "pasar limpio al otro año y tener suerte". Como dicen, muchas veces lo efectivo está en lo sencillo. Así entonces se podría tentar buenas nuevas cada día, o dejando un día, o cada semana o...cada fin de año...no ?


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EL AMIGO ELEGIDO


Qué excelente idea significó esta para nuestros hijos, elegir a uno de ellos al que se supone que se mantendrá abstemio durante el transcurso de la celebración. El problema es tener que elegir a uno realmente idóneo pues, en teoría, la idea es buena pero en la práctica...Quizá en una celebración corriente sea factible, pero en un fin de año...Los complejos seres humanos tenemos comportamientos tan peculiares. Para muchos es más fácil ofrecer trago, cigarrillos o droga; que una ayuda económica o un plato de comida. Quizá para sentirnos bien necesitamos ver que otros hacen aquello que, en el fondo de nuestra psiquis, nos incomoda y entonces tratamos de que otros hagan lo mismo para sentirnos justificados, es decir, el famoso "Mal de muchos consuelo de tontos". "El amigo elegido tendrá que ser alguien con madurez, ecuanimidad, responsabilidad y espiritualidad; es decir, una persona con una buena dosis de personalidad. La tentación abunda por doquier, más en una reunión regada con alcohol, pero mucho más en la proximidad de un año nuevo. Si no es la persona adecuada empezará diciendo ante la insistencia de gente ya embriagada: "No importa, solo tomaré un par de tragos y nada más", sin saber que ese par de tragos lo alegrarán los suficiente para que ya no sea el mismo. Quizá si aún le queda algo de responsabilidad pondrá fuerza de voluntad y se meterá un chicle en la boca para disimular, pero ya no habrá seguridad en el traslado de los celebrantes.


En lugar de concurrir a sitios de mucha congestión, de mucho estruendo y aparato...¿no será mejor buscar una celebración más sencilla, una donde no solo se emboten los sentidos con bulla, alcohol, drogas y movimientos frenéticos, sino aquella donde uno se divierta con baile y buena música y claro que unos tragos...pero que también se pueda conversar en un ambiente grato y no solamente convulsionar compulsivamente sin parar hasta el día siguiente en que despertamos sin saber cómo llegamos (si llegamos); conducidos por el "Amigo Elegido"?...Esto  es solo una humilde sugerencia..."Para qué tanto brinco si el suelo está parejo"?...total, SOLO ES UN AÑO MÁS... 


                        

1 comentario:

FANNY JEM WONG M dijo...

ESTE ARTÍCULO ME ENCANTO

SALUDOS
Y FELIZ AÑO NUEVO CHINO

BESOTES
JEM WONG